miércoles, 23 de abril de 2008

Periodismo de investigación y "pensamientos únicos"

Silvio Waisbord
En su artículo, Carlos Sortino caracteriza mi trabajo como defensor de un periodismo de investigación que es funcional a la economía de mercado que propugna el Banco Mundial. Para Sortino, defiendo la libertad de mercado y represento al "paradigma ideológico" de "derecha/liberal" del consenso de Washington.
Quizás tenga que agradecerle a Sortino por presentar una interpretación nueva y creativa de mi análisis. Su lectura novedosa, sin embargo, padece de un grave problema: ser intelectualmente deshonesto al citar parcialmente lo que argumento y no ofrecer evidencia que muestre que, explicita o implictamente, defiendo el modelo del periodismo investigador de la prensa liberal.
Quien conoce mis trabajos sobre medios y democracia, sabe que a pesar de reinvidicar aspectos del periodismo de investigación contemporáneo en América Latina, soy critico la escasa atención que pone a investigar problemas estructurales, el énfasis en delitos "individuales", y su desinterés por examinar la profundización de desigualdades sociales, la codicia corporativa, y los problemas aparejados por la concentración de medios. En varios escritos, incluido mi libro publicado en inglés al que Sortino se refiere, critico el paradigma liberal de la prensa y los conceptos/mitos de la "prensa independiente" y la "libertad de prensa". Pena que Sortino no incluyó mis críticas al mismo modelo que me acusa defender, supongo que por no haber tenido tiempo para leerlas, y no por malicia.
Sortino cita un párrafo en que me refiero brevemente a la poca atención que el periodismo de investigación le presta a temas que involucran a empresas responsables por hechos de corrupción. Mi párrafo dice: "La corrupción gubernamental ha sido el enfoque central de las investigaciones de la prensa en las democracias latinoamericanas. Otros temas (por ejemplo la corruptibilidad y prácticas laborales ilícitas de las corporaciones) han atraído atención considerablemente menor." Por alguna misteriosa razón, que yo diga esto lo lleva a Sortino a inferir que defiendo un periodismo que solo investigue la corrupción oficial.
En otro salto analítico admirable, Sortino concluye que defiendo el "modelo Watergate" al decir, citándome, que "El desempeño de la prensa durante el caso Watergate se consideró [no que yo considero - SW] el espejo que refleja lo mejor que el periodismo puede ofrecer a la democracia: hacer que el poder rinda cuentas." Releo el párrafo y otros en mi artículo que Sortino cita, pero no encuentro tal apologia del modelo liberal de la prensa. Mi argumento es que no fue sorprendente que Watergate se convirtiera en el mito de la "buena prensa" investigadora en Estados Unidos (tema que discuto en profundidad en mi libro, pero Sortino omite o desconoce). Los casos Cointelpro, que Sortino cita, o la investigación de My Lai (la masacre llevada a cabo en un poblado en Vietnam) y otras investigaciones sobre los delitos de grandes grupos económicos fueron y siguen siendo muy incómodas para la gran prensa estadounidense como "mitos fundacionales" del periodismo. En ningún momento, sugiero que el modelo de Watergate es el ideal o sea recomendable para las democracias latinoamericanas. Al contrario, en mi libro marco sus limitaciones y advierto sobre peligro de pensar que tal modelo sea aplicable en America Latina. Sin embargo, Sortino persiste en leer lo que quiere leer y no lo que digo.
Sortino comete otro error al comentar mi párrafo: "El valor principal del periodismo investigador para las democracias latinoamericanas es su contribución a una creciente responsabilidad política. Esto es especialmente importante, ya que se considera que la debilidad de los mecanismos de rendición de cuentas es uno de los problemas más graves a que se enfrentan las democracias de la región." Sortino sugiere una particular lectura: "Esta proposición no sólo reduce nuestra responsabilidad política al mero control del dinero que, en concepto de impuestos, invertimos en el Estado -y que nos transforma de ciudadanos en contribuyentes-, sino que concuerda a la perfección con la política anticorrupción impulsada por Washington y con las recetas de los organismos multilaterales para lograr el "déficit cero" en las cuentas públicas nacionales (de los países subdesarrollados... perdón, de las "economías emergentes").
Sortino directamente liga el argumento que los mecanismos de rendición de cuentas son débiles con las políticas impulsadas de Washington (sin analizar que dentro de Washington no hay politicas unificadas al respecto y que si asi fuera, sus logros son mas bien escasos). Sortino no reconoce que la debilidad de los mecanismos de rendición de cuentas en la estructura institucional de las democracies contemporáneas es responsable por problemas que aquejan a las mayorías en nuestros países, tanto las consecuencias perjudiciales de políticas públicas, la exclusión social, la corrupción que refleja la convivencia entre intereses politicos y económicos, o la impunidad que sigue a los abusos de derechos humanos. Frente a esto, sugiero que exista un periodismo investigador que realmente contribuya a la "responsabilización" cubriendo un abanico amplio de temas (incluídos delitos de "mercado"). Si esto no se hace o se elude, es debido a presión de una variedad de intereses (políticos, económicos, corporativos) que limitan la cobertura. Este argumento lo presento en varios trabajos (por ejemplo uno incluído en el sitio del Banco Mundial), pero parecería que Sortino no pudo conseguirlos o que convenientemente los olvida en su análisis.
Sortino comete otro desliz malintencionado al preguntar "¿Cuál es la lógica que indica que la corrupción gubernamental es más importante que la corruptibilidad y prácticas ilícitas de las corporaciones, como para que estas últimas ocupen un espacio insignificante en los medios?" Si este fuera mi argumento, Sortino estaría en lo cierto al presentarme como un abanderado de la democracia de mercado y el periodismo liberal, pero trampea a los lectores de Sala de Prensa ya que ese no es mi argumento. Sortino defrauda a los lectores ya que en ningun momento digo que "la corrupción gubernamental es mas importante…" Otro brillante acto de creatividad intelectual de Sortino.
Los increíbles saltos analíticos del Sr. Sortino lo llevan a encontrar evidencia de lo que yo no argumento. Esto me hace preguntar: ¿Por que tal lectura capciosa, selectiva y errónea de mis trabajos? ¿Quizás sea porque dos de mis trabajos han sidos publicados en sitios del Banco Mundial y del Departmento de Estado? Prefiero pensar que Sortino es una persona inteligente y que juzga mis argumentos en términos propios y no por las posiciones editoriales (asumiendo que el las conozca) de las publicaciones. Si asi fuera, Sortino podria catalogarme de católico progresista (por haber publicado en Media Development), de democráta cristiano (por haber publicado en Contribuciones), de marxista crítico (por haber publicado en revistas académicas como Television & New Media o Critical Studies in Mass Communication cuyos editores estan identificados con el paradigma crítico de estudios de medios), o de Walshiano por alabar los méritos del trabajo de Rodolfo Walsh (en mi libro). Y si toma tiempo verá que, mas allá de las líneas editoriales de las publicaciones, mis argumentos guardan una línea política e intellectual que esta muy lejos del paradigma "liberal" del que el me acusa.
Sospecho, sin embargo, que Sortino juzga mi trabajo (o los que quiso elegir) en virtud de donde fueron publicados. No se si es pertinente explicar mi posición frente al Banco Mundial o el Departmento de Estado ya que a Sortino no le interesa. Si le interesara, leería mis varios trabajos críticos sobre las políticas de mercado en la industria de medios que son responsables por la concentración de medios. El prefiere disparar sin analizar mis argumentos, quizás porque sea mas trabajo leer con detenimiento, no entienda lo que digo (lo cual es factible), o porque quizas el sepa que decir antes de leer (lo cual es también factible). Ojalá que Sortino, recorriendo selectivamente la Internet, encuentre algunos de los trabajos del seminario que coordiné que investigan a empresas locales en varios países y a programas de educación financiados por el Banco Mundial. Me temo, sin embargo, que no podrían satisfacer el criterio de "periodismo revolucionario" que Sortino simpatiza (aunque no analiza ejemplos contemporáneos). Resulta obvio decir que en periódicos que persiguen fines comerciales, no hay periodismo "revolucionario," sino en el mejor de los casos "reformista" y ahi radica una de las contradicciones de la democracia liberal, pretender que la información sirva al bien público cuando es producdia segun otros fines, tema que discuto en varios trabajos.
Por último, hay otros lugares de su ensayo que si bien se alejan de las críticas de Sortino sobre mi trabajo, reflejan la misma deshonestidad e improlijidad intelectual. Decir que el periodismo "nació como herramienta política de la burguesía cuando la burguesía ya era un poder económico dominante" como sugiere Sortino (sin citar fuentes), refleja un desconocimiento apabullante de la investigación sobre los orígenes del periodismo y de la prensa moderna. Dejemos de lado que Sortino confunde "periodismo" y "prensa", distinción fundamental para cualquier profesor de comunicación o de medios.
No hubo un único modelo de surgimiento de la prensa burguesa ni en Europa (tal como lo demuestra Jean Chalaby en su extraordinario libro sobre el desarrollo de la prensa en Francia y en Inglaterra, o James Curran y Jean Seton en varios trabajos) ni en América Latina (tal como propone Benedict Anderson). El afianzamiento del capitalismo generó fenómenos culturales y politicos distintos que repercutieron de modo diferente en el surgimiento de la prensa comercial y burguesa (como sugiere John Nerone en su estupenda crítica al modelo de mercado de la "prensa de penique" en Estados Unidos, o el trabajo minucioso de Dan Schiller). Puesto que la burguesía no siempre cumplió papeles de "sujeto revolucionario", las formas culturales de expresión pública (incluida la prensa) se desarrollaron por carriles diferentes (Jurgen Habermas y Frederic Jameson, entre varios autores, discutieron este punto). Y por ultimo, hubo y hay distintos modelos de periodismo dentro de la prensa capitalista que reflejan diferentes dinámicas económicas, políticas y culturales (ver el estudio clásico de Michael Schudson, los trabajos de Philip Schlesinger y Stuart Hall, o el brillante libro de Claudio Abramo sobre la prensa brasilera).
Imagino que Sortino conoce a fondo tales diferencias teóricas e históricas, salvo que haya leído incorrectamente y caprichosamente esa literatura tal como leyó mis trabajos. Quizás mas que hacer una lectura errada de mi trabajo, Sortino representa otra variante de "pensamiento único" con sus varias "leyendas urbanas" que guarda similitudes con el paradigma neo-conservador que ambos criticamos.

Silvio WaisbordDirector, Journalism Resources InstituteAssociate Professor, Department of Journalism and Media StudiesRutgers University4 Huntington StreetNew Brunswick, NJ 08903U.S.A

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